BINÁ

Binah simboliza la Comprensión y la Inteligencia Concreta. Binah es comprensión, lo que en sí mismo implica una dualidad; por un lado, lo que se entiende es algo que hasta ahora era ajeno y, por el otro, se utiliza la sabiduría que tenemos en nosotros para entender y hacer una síntesis. 

La tercera sefira densifica y concentra el flujo de Hochmah. La restricción de Hochmah en Binah marca el nacimiento del Tiempo. 

Binah está asociada al principio femenino. Es la madre en toda su ambigüedad: da la vida, es decir, plasma el primer impulso para darle una forma, lo que supone una limitación de la energía divina. 

Está asociada a Saturno, planeta y Dios, y, por ello, nos ayuda a entender las dificultades de la vida. Es el lugar de la forma, se encuentra por encima del pilar “pasivo” que plasma la energía de Hochmah. Saturno es el Dios del tiempo, que pone límites al espacio y el tiempo. Saturno representa la comprensión. Se figura cómo un anciano barbudo, símbolo de conocimiento, sabiduría e inteligencia concreta. Es el lugar donde reinan los veinticuatro ancianos quienes conocen los destinos de cada ser humano, lo que tiene que suceder para liberarse. En Saturno se ubican los obstáculos que se deben superar para poder entender y construir cualquier cosa. 

Se asocia a la imagen de la madre, del útero, el cáliz que contiene la energía. Es el principio de la plasmación de la energía, la inteligencia concreta, la imagen del río que cava su lecho. También el símbolo del espejo la representa, nos permite mirarnos a nosotros mismos y lo que proyectamos a los demás. 

Su color predominante es el negro y rige el sexto chacra apertura frontal. 

Está situada en la columna de la derecha: impecabilidad, severidad y firmeza. Es la energía Yang más elevada que existe e implica manifestar algo interno externamente. Cuando tenemos un aprendizaje Yang, no viviremos nunca neurosis Yin, pero debemos hacer el aprendizaje correctamente que consiste en la incapacidad para mirar dentro de nosotros para hacer cambios internos. Todo aprendizaje Yang necesita mirar dentro de sí mismo porque solo viendo que hay en nuestro interior y que debemos cambiar ahí podremos cambiar nuestro mundo exterior. 

El aspecto iluminado está relacionado con el aspecto de Hochmah (mismo chacra y nivel). La sabiduría (Hochmah) sin control no tiene capacidad de canalizarse. Entendimiento. Cuando llega a Binah la sabiduría y este pone el control del espacio y tiempo somos capaces de dar lo mejor de nosotros, miramos dentro y compartimos lo que encontramos. Binah es la gran madre generosa que todo lo da. Generosidad. Abundancia. Fertilidad. Feminidad manifestada. Compartir. Dar lo mejor de mí mismo. Convertirnos en lo mejor de nosotros mismos, altruista e incondicionalmente. Nuestro entendimiento se activa para dar porque dando es como se recibe: causa – efecto.

El aspecto retrógrado es la lógica negativa. Hago las cosas desde la lógica del Ego y el Ego está relacionado con nuestro nivel evolutivo. No entender es no dar. Sino damos, no entendemos y vivimos en el caos. Vivimos en la mente, desde una lógica egoísta, haciendo las cosas según nuestra conveniencia sin entendimiento sin compartir nada ni dar y nuestra vida es un caos. La oscuridad no integrada compromete nuestra evolución. 

El aspecto retrógrado nos indica que cuando nos dejamos llevar por nuestra sabiduría interna damos lo mejor de nosotros mismos, pero cuando somos rígidos, controladores, fanáticos y vivimos en la lógica mental egoísta no damos ni compartimos y viviremos en nuestra infancia experiencias que nos hacen vivir el aspecto retrógrado. La ley de la atracción nos dice que cuanto más damos, más recibimos a cambio, el universo nos compensa, si no damos nada de nosotros mismos, menos recibimos. Cuanto más compartimos, más comparten con nosotros, más aprendemos y sabemos, pero si custodiamos nuestro conocimiento para que no nos copien, al final tampoco nadie nos enseña y nos quedamos limitados al conocimiento de la mente ególatra y retrógrada. 

La frase totémica de Binah es “Yo doy” y comprende el dar lo mejor de nosotros mismos sin reservas, entregarnos totalmente a fin de ser nuestra mejor versión. 

El principio de sanación es “Yo me reconozco a mí mismo. Yo pongo en orden y doy forma a mi vida”.